sábado, 28 de julio de 2012

60 AÑOS DE VIDA COMPARTIDA CON EL PUEBLO SUDANÉS

Sor Giuseppina Margoni
86 años, Sudan
Comunidad de Arco 
Sor Giuseppina nace en Villazzano l 20 de enero de 1924. El 17 de octubre de 1947 comienza el noviciado en Verona. El 2 de mayo de 1948 fue su toma de hábito. Un día, después de un año de noviciado transcurrido con otras  120 novicias, la vicaria, trentina (de Trento), la madre Afra Manzana, anuncia que cuatro de las 120 novicias irán a África para continuar en el Noviciado internacional de Jartum, en Sudan. Una de estas cuatro fue precisamente Sor Giuseppina. El 5 de mayo de 1949 comienza el interminable viaje que duraría 18 días, primero en barco desde Nápoles a El Cairo, luego en tren, luego de nuevo en barco por el Mar Rojo, y en fin de nuevo en tren hasta su destino. El 3 de mayo de 1950, es el día de su profesión religiosa. Desde entonces, salvo por breves regresos a Italia, Sor Giuseppina transcurrirá en Sudan toda la su vida de compromiso misionero.
¿Cuáles han sido los momentos más bellos de tu vida misionera? 
Entre los momentos bellos recuerdo el día de mi profesión  religiosa, que tuvo lugar junto con otras cuatro hermanas en Jartum el 3 de mayo del año santo de  1950. Cierto,  junto a la alegría estaba también  viva la gran nostalgia por mis papás lejanos, que no podían estar presentes. Otro momento bello fue cuando me asignaron mi primera misión fuera de Jartum, en contacto directo con la gente necesitada de todo, refugiada allí para huir de los horrores de la guerra que arreciaba en el sur del país. 

Y ¿los más difíciles?
Fue el momento de la expulsión de todos los misioneros en el 1964. Mientras el Gobierno sudanés preparaba la expulsión de todos los misioneros del Sudan, el Obispo Mons. Baroni nos invitó a rezar para no ser expulsados todos. Después que los chicos de la escuela y sus familias, incluidos los musulmanes, firmaron una petición en nuestro favor (no puedo dejar de pensar en aquellos sudaneses como en verdaderos instrumentos de Dios) el Gobierno atenuó su decisión y limitó la expulsión a los misioneros del Sur Sudan, así al menos los del Norte pudimos permanecer. 

¿Cuáles son las cosas más bellas que los misioneros traen a  Sudan?
Seguramente la promoción humana, pero sobre todo el mensaje del Evangelio, la esperanza de un mundo que puede ser mejor, el amor mutuo incluso entre personas de tribus diferentes.

¿Y las que los sudaneses dan a sus misioneros?
La gratitud, incluso de parte de los musulmanes, las vocaciones locales, la ayuda mutua también de los musulmanes, la confianza en Dios en toda situación, incluso la de pobreza y de pruebas extremas, la consciencia de que El sabe lo que sucede, una actitud esta que acomuna a todos los sudaneses, cristianos y musulmanes.  

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